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Alimentos milenarios: conociendo otras culturas
Sobre los cereales integrales y sus diversas maneras de cocción, descansa la dieta de muchas civilizaciones. Además del trigo, el arroz o el maíz, existen otros menos conocidos pero que en algunas culturas es casi la base de su alimentación: el sorjo, el mijo o el tef, son algunos de ellos. En general, estos cereales son poco frecuentes en los comercios y están ausentes en los recetarios tradicionales. Sin embargo, son de gran interés si los analizamos más detenidamente:
Sorjo y mijo Esta pareja
de cereales es la base energética que garantiza la seguridad alimentaria
de millones de personas que viven en zonas áridas de Asia y África. El
sorgo se destina tanto a la alimentación humana como animal, mientras
que el mijo se reserva casi en exclusiva para la dieta humana.
El kéfir es una leche fermentada originaria de las regiones del Caúcaso, de textura algo espesa y sabor más o menos ácido o achampañado, que se prepara a partir de las bacterias 'Bacterium caucasicum' y 'Streptococus caucasicus', desencadenantes de la fermentación láctica, y las levaduras 'Leuconostoc caucasicum' y 'Saccharomyces kefir', responsables de la fermentación alcohólica.
Nada tiene que ver con el yogur que es, en principio, sólido, y de un sabor menos ácido que el kéfir. Durante años, este producto sólo podía prepararse a partir de unos nódulos o granulaciones específicas (como las que aparecen en la imagen), pero actualmente la industria láctea trabaja directamente con las bacterias y levaduras.
Como sucede con el yogur, el kéfir favorece la predigestión de la leche manteniendo su valor nutritivo. El resultado es la mejora de la resistencia a las enfermedades a partir de una flora intestinal beneficiosa. Es muy adecuado para prevenir la osteoporosis, un mal común en la sociedad occidental, y resulta ideal para el tratamiento por 'Candida albicans'. Por otra parte, es un producto muy nutritivo y un antibiótico natural para prevenir infecciones, además de demostrar una gran utilidad en el tratamiento de problemas del aparato digestivo. Refuerza la inmunidad. Como sucede con otras leches fermentadas, se ha comprobado que su consumo reduce la presencia de elementos carcinógenos. El Kéfir también previene putrefacciones intestinales y contribuye a la depuración del organismo. No altera la digestión y es asimilado con rapidez por la sangre. Su uso continuado produce muy buenos efectos en convalecencia después de graves enfermedades. También da buenos resultados en alergias de la piel, embarazo y en las molestias femeninas del bajo vientre.
El Kéfir no es un remedio universal; sin embargo, dada la longevidad de los pueblos que lo consumen desde hace años, se cree que puede ayudar a la Medicina por su efecto desintoxicante en muchas enfermedades.
Según un estudio de la Universidad de Barcelona, los solubles de cacao españoles tienen unos compuestos antioxidantes (polifenoles) que pueden ejercer efectos beneficiosos para la salud, como reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares (como el infarto de corazón o cerebro), prevenir procesos cancerígenos y estimular el sistema inmune. Además, añadidos a la leche, aumentan su aporte de calcio, fósforo, hierro, cinc y cobre. |
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